Una perforación o piercing es una abertura en el cuerpo humano para colocar un pendiente. Estas perforaciones son una forma de modificación corporal y reflejan tanto valores culturales, religiosos y espirituales. Siendo además parte de la moda, erotismo, inconformismo o identificación con una subcultura.
En la historia occidental, tradicionalmente sólo se practicaba a las mujeres un único agujero en las orejas desde pequeñas para toda su vida; sin embargo, en otras culturas del mundo y en la cultura occidental en la actualidad y en épocas antiguas, también se perforan varias partes del cuerpo ambos sexos.
Normalmente, suelen ser pequeños aros rematados con una bolita, metálicos o plásticos. Sin embargo los de mayor tamaño varían en forma y material.
Quien decide colocarse un pendiente debe prestarle cuidado y atención, al estar colocando un artefacto ajeno al cuerpo y que podría reaccionar de manera negativa, por eso siempre ha de limpiarse muy bien y correctamente, no maltratarlo, tampoco excederse en las curaciones de la perforación y por supuesto no intentar intercambiar el zarcillo con otra persona como medida sanitaria de evitar infecciones e incluso transmisión de enfermedades.
Tipos de piercing
Es muy importante tener en cuenta ciertas cuestiones antes de hacerse un piercing.
Es indispensable asegurarse del profesionalismo de quien va a realizar la operación así como de la limpieza y la higiene del estudio y de los instrumentos utilizados. Deben ser realizados sin anestesia local para evitar inflamaciones y una pérdida mayor de sangre.
Labio
La boca es uno de los puntos más apreciados para ostentar el piercing. Era así para las mujeres africanas y las tribus del Amazonas. En general el agujero se hace en el centro, debajo del labio inferior, más o menos bajo según preferencias. Tras la intervención tiende a hincharse durante unos días.
Tabique
Este piercing está presente en diversas culturas de todo el mundo y su origen se remonta a la prehistoria. Se practica en la fina tira de piel ubicada debajo del cartílago nasal uniendo los 2 orificios de la nariz.
Cejas
No es doloroso y su realización es sencilla. Se perforan las 2 partes extremas de la piel en sentido vertical, desde un punto a otro. Conviene no dormir con la cara hacia abajo durante la convalecencia.
Lengua
Practicado, entre otras, por la civilización Maya. El orificio suele hacerse en el centro de la lengua más o menos cercano a la punta. Apenas duele pero resulta un tanto incómodo al principio porque la lengua tiende a hincharse. Se recomienda desinfectar la boca con colutorio o zumo de limón.
Oreja
El lóbulo es desde siempre el lugar más común para perforar. También es muy solicitado el trasgus que se realiza en la pequeña protuberancia cartilaginosa a la entrada del oído.
Cuerpo
Recientemente se han empezado a practicar piercings en superficies planas del cuerpo como cuello, muñecas, frente o la piel situada entre los ojos. Exige mucho cuidado y atención higiénica, pues las superficies tienden fácilmente a provocar rechazo.
Ombligo
Los antiguos egipcios lo consideraban signo de realeza. Normalmente se perfora la piel debajo del ombligo aunque es posible poner la joya debajo o a un costado. No cura fácilmente y hay que poner atención para conservarlo (roce con pantalones, cinturones o los pliegues que se forman al sentarse). Sin embargo es uno de los piercing más solicitados y más de moda.
Pezón
Los centuriones romanos se lo aplicaban como signo de fuerza y virilidad. Durante la época victoriana algunas aristócratas lo usaban para realzar sus pezones. Se pueden perforar en sentido vertical y horizontal. Necesita de especial cuidado higiénico girando el anillo al tiempo que se aplica jabón. La fase de cicatrización es delicada, pero las fases sucesivas son muy agrávables pues el cuerpo descubre nuevas fuentes de placer.
Nariz
Difundido sobre todo entre las indias, fue adoptado por la cultura hippie que lo popularizó en el mundo occidental durante los años 60 y 70. Se practica en las aletas nasales y es, quizá, uno de los más sencillos de hacer.